jueves, noviembre 11, 2004

Envidia

"Hay acuerdo entre los autores más diversos en que la envidia florece con más frecuencia y vigor en el alma española. Según el Diccionario académico, la envidia es tristeza o pesar del bien ajeno; en segunda acepción, ya positiva, emulación, deseo de algo que no se posee. Desde Ibn Hazm, hipanoárabe de Córdoba, suele admitirse que los españoles sienten envidia por el sabio que entre ellos surge y alcanza maestría en su arte, sobre todo mientras vive, y con doble animosidad que en cualquier otro país.

"Según otros autores, no es que haya más envidia en España, es que la española es de mejor calidad. En Andalucía, considerada casi siempre el súmmum de lo español, no habría más envidia que en otras partes, pero esta envidia se ve, incluso de forma estilizada.

"Debe advertirse: 1) que en los hogares españoles habitan más personas que en ningún otro país europeo, es decir, hay más gente en cada hogar; y 2) que se trata, en su mayoría, de casas o de pisos pequeños. No es casual, pues, que España tenga más bares que todos los otrora once países comunitarios juntos. Más allá de una supuesta mediterraneidad constitutiva, se trata de otra organización, de una organización que obliga a vivir muy principalmente fuera de casa, expulsados del hogar.

"A diferencia de otros europeos, cuya vida transcurre parcialmente oculta, azacanados como están en sus propios asuntos, España tiene la tasa de ocupación más baja de la Unión Europea. Cabe, finalmente, generalizar que el bien ajeno que suscita la posible envidia, afectará más a las personas que carecen de bienes propios, es decir, a quienes no se hallan ocupados en sus propios asuntos —que es otra característica española, a juicio del antropólogo J. Pitt-Rivers—. Por eso puede pensarse que la envidia delata precisamente tristeza o pesar del mal propio. El envidioso demuestra que no ha sabido ensimismarse en su propio proyecto vital; exento de tarea, el bien ajeno lo exaspera porque pone en evidencia sus propias carencias."

Julio Almeida, Diccionario de Sociología, ESIC, 2004.

viernes, noviembre 05, 2004

La imbecilidad ajena deprava

Si tuviera dieciséis años y viviera en Ohio o Wisconsin, lo más seguro es que ya hubiera salido a la calle a cazar cretinos con una 45. La estupidez de los gringos, aparte de causarme abatimiento, me ha vuelto un potencial asesino en serie.

jueves, noviembre 04, 2004

Es cierto que la democracia es una farsa —como todos sabemos—, pero eso no quita que la gente es bien pendeja.