miércoles, mayo 19, 2004

Malos pensamientos

Lo que le paraliza es la hiperconciencia del entorno. Eso no significa, como se sabe, lucidez, sino la exhaustiva narración de los momentos. Rara vez se habita en el presente continuo. Rara vez se deja llevar por el instante.

Son malos hábitos de pensamiento: cuando uno está acostumbrado a pensar, escribía Seferis, corre el riesgo de detenerse a reflexionar en cualquier nimiedad. Entonces pensar se vuelve un tormento. Si las circunstancias son sórdidas, darse cuenta de ello aumenta su tufo, y narrárnoslas puede arrojarnos a la desesperación.

No diré cómo, pero llegó a mis manos el diario de Mondragón. Lo abrí al azar y leí. No le conozco bien, aunque ya sospechaba que era una persona atormentada. Escribe el 27 de marzo de este año: "Tapando, amordazando esa voz interior. Dejar de pensar. ¡Dejar de pensar!..."

Pero lo que me sorprendió es que titulara su cuaderno Arrière penseéssegundas intenciones—, porque es un diario escrito con una franqueza inusual: ¿es que en estas páginas se permite una sinceridad que no le es dado tener en la vida diaria? Mondragón no sabe francés, cosa que constaté cuando le devolví el cuaderno. Claro, suponía que lo había leído —quizás por eso lo dejó al alcance de mis ojos—, y me preguntó: ¿Qué te parecieron mis pensamientos rezagados?, ensayando una traducción literal del título que efectivamente corresponde a sus palabras.