sábado, mayo 15, 2004

LA BODA

Hay una boda de gitanos. Palmean y cantan sus canciones. Sólo las mujeres solteras bailan —con más alegría las menos jóvenes. Las demás, vestidas de negro, miran calladas. Las muchachas aplauden viendo a las mayores, como si fueran a regañarlas. Los hombres, aparte, beben y observan si algún extraño permanece, de ser al caso lo (nos) echan. La fiesta es en la plaza, la plazoleta de un barrio tosco de madriz. Se acercan las 11 de la noche y hay relajo. Alguien enseña una pistola, una de grandes magnitiudes. Otro saca un gallo, otro un fierro. La mayoría canta y se divierte. Yo, borrracho, acurrucado en una esquina, aferro mi litro de cerveza.