sábado, abril 10, 2004

Me encuentro en un locutorio en Tribunal, un barrio básicamente marroquí, aunque desde hace un par de años la inmigración latinoamericana ha crecido. Bebo, es cierto, no soy capaz de aducir ningún tipo de sobriedad (qué caso tiene, ese ha sido desde hace años mi estilo de vida). Un buen tinto, por cierto. El frío Madrileño, representado por el viento y los indigentes pletóricos de herpes. Una cubana pidiéndome más dinero a cambio de cada palabra que escribo en este "ordenador". No quiso devolverme el cambio porque estoy "bebido".

Estaré bebido pero no soy pendejo.

Le regalo, desdeñoso, unos céntimos de propina. Y pareceré aun más pendejo -a sus ojos-, pero no estoy tan perdido. Welcome to this world unpleasent but real. La dieta prefiguira exquisitez.