viernes, junio 06, 2003



Tanto la belleza como el pensamiento tienen la capacidad de desbordarnos. Pero mientras la belleza refulge, al pensamiento hay que inferirlo. Sin embargo, no hay que olvidar que así como debajo de ropas holgadas puede habitar inadvertido un cuerpo maravilloso, detrás de frases luminosas puede esconderse la sordidez de la imbecilidad.