jueves, mayo 08, 2003


Pase lo que pase, no se encontrará ni la felicidad ni la tranquilidad del espíritu, pero el destino que uno mismo ha propiciado es peor que cualquier imposición por adversa que sea; ser compelidos por las circunstancias nos da la sensación de que somos menos responsables del modo como después pueda configurarse nuestra intervención en el mundo. La castración deliberada es moralmente más dolorosa.