Que los infantes poseen una sexualidad tan voluptuosa como los adúlteros es algo que ya indicaba Freud y que los japoneses desde hace décadas han venido explotando; quizá por eso, en el recuerdo de mis inclinaciones infantiles casi me veo obligado a ser un apologeta de la pedofilia.
Solus ipse
—El universo es sólo un reflejo de nuestra alma.
—No, es algo peor.
lunes, abril 14, 2003

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